Para una buena organización se requieren de normas.
De acuerdo a la educadora Sonia Cuzi en su reciente libro “Guía práctica de para Padres y Profesionales”, establece que “las normas marcan la organización necesaria para que una familia y, cualquier otra forma de convivencia funcionen”, y que éstas deben estar establecidas por cada familia: “Las normas son los acuerdos que deben hacerse en una familia o en una institución, son las reglas fundamentales a seguir para que exista orden y armonía. Para establecer las normas del hogar los padres y/o las personas que viven en el mismo ambiente deben de estar de acuerdo para cumplirlas, por ejemplo: todos nos sentaremos a la mesa a cenar, los niños se dormirán antes de las 22 hs., no prenderemos el TV mientras comemos, sólo jugaremos determinado tiempo en internet, etc.”
Una buena forma de establecer esas normas es entre los adultos y los hijos de acuerdo a como vayan creciendo y reestructurando el propio desarrollo familiar. Una vez establecidas deben ser respetadas especialmente por los adultos, “ya que si uno de los adultos no las cumple, se comienza a generar la incoherencia y cuando se produce este quiebre, es allí donde los hijos comienzan a manipular. Aprovechan la incoherencia o el desacuerdo y manipulan con uno de los adultos siempre”, comenta Cuzi.
Una norma que nunca deberá faltar es la de “responsabilizarse”, es decir “Toda acción tiene una consecuencia y debemos “hacernos cargo” Este punto es de vital trascendencia dimensionarla desde pequeños, ya que a la larga evitará que el niño o joven cometa errores y así amplíe su propia visión de sus acciones. También el sentido de la responsabilidad como norma sumará a desarrollar habilidades que faciliten o confluyan con la paz, ya que al saber que sus propias acciones pueden generar actos que repercutan o incluso hagan daño a alguien más (agregando la empatía) permitirá que explore más su inteligencia emocional y generen respeto y armonía sus propias acciones.
